viernes, 30 de septiembre de 2011

Radiación invisible.

El sol se ha equivocado esta mañana. Los rayos del sol han debido sentirse atraídos por las experiencias de intercambio, bien siendo siempre didácticas, de temática indistinta. Se me han unido los despertares malacitanos a los anglosajones y algo no me cuadra.
Pensé que mi desapego era crónico, que como siempre, una vez que me voy no vuelvo a saber de mí.
Se ve que hay cura... o remedio natural. Se me estará quitando el verde, o estaré subiendo un par de números en mi cinta métrica. Tendré que comprobarlo más tarde, pero es que me estoy volviendo de algodón de azúcar.
El sol me ha vuelto loca. Pretende hacerme creer muchas cosas, y sé que en los días próximos me abandonará para no volver. Lo único que sé es que las mañanas son el mejor momento del día.

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