lunes, 28 de marzo de 2011

Señalética táctil

Volviendo a desear mil cosas a la vez. Un retroceso en el tiempo como cuando te encaprichabas de un globo, de una piruleta, de un juguete de la máquina de bolas. Y es que las oportunidades aparecen al doblar la esquina cuando menos te lo esperas. Elijo el egoísmo del momento y atreverme con la mezcla de sabores, pero nunca se pierde de vista en mi consciencia que las vidas paralelas pueden atropellarse en mitad de un cruce y anunciar un accidente fatal. Pero es que ¿cómo parar el deseo de una roja piruleta sabiendo que me dejará dulces los labios? Quiero, quiero, quiero, quiero... me sueno extraña, nunca me distraje pidiendo cosas, sin embargo, ahora me divierten los mensajes que dejan los dedos sobre la piel, las miradas oscuras que una película deja entrever y el roce incontrolable de unos labios que piden más.
Me sumerjo en las sábanas de nuevo y espero que una señal de humo 2.0 me sorprenda esperadamente para terminar de encapricharme.Y es que no sólo pretendo potenciar los demás sentidos, el tacto se me insinúa insuficiente.

lunes, 21 de marzo de 2011

El color de los viajes recesivos

Me recojo en un batiburrillo de horas diseminadas en cinco días. Las piezas del puzzle no me encajan, pero cada equivocación suma una sonrisa a mi tarro de felicidad. Los errores se suman como vivencias, como risas escondidas y cosquillas que recorren la espalda y los brazos hasta que los dedos dicen ¡basta!...ya no pueden reír más. El sueño se desvanece a cada minuto, alarga la compañía en un sofá residencial y de repente somos cuatro a las cinco y decidimos que los sueños esperan y la vida tiene prisa, así que nos enganchamos al tren de las locuras y en un desenfreno de segundo y palabras, el sol nos pica en la cara y nos dormimos en la sombra.
Volvemos al estado normal de cansancio de un sábado por la tarde/noche y es cuando me digo: tengo los ojos rubios.

lunes, 14 de marzo de 2011

Cartas de Ishihara

¿Qué son tres semanas exactas si no más que 21 días? Comienza un pequeño despertar de un sueño que no termina de hacerse realidad pero que ya ha superado con creces lo que jamás hubiera esperado de mí ni vuelto a soñar. Tres fases, cuatro dictámenes. Finalmente al norte y con el verde a cuestas. Verde que te quiero verde. Eso dicen, pues practicable lo impracticable, siendo R2D2 y una especie de cavernícola con media mandíbula desencajada no puedo evitar cerrar los ojos y apretar como cuando soplas un diente de león. Que se haga realidad, ya que tengo el verde...ahora sueño con el rojo.
El rojo, evocando cosas y provocando. Provocador, qué osadía. Por ello, interrogatorio, aunque con un final ciertamente anticipado. Quizá no es exacto el término, digamos mejor preciso y planeado por una inconsciencia traicionera que juega malas pasadas. Y finalmente el provocador provocado traicionado es libre de jugar como quiera y volver a provocar donde menos cómodo se sentía. Ahora la brisa nocturna de la respiración del parque lo deja todo negro, para que vuelva como al principio el Cine de las Sábanas Blancas.
Blanco, otra página más. Los tachones se suceden y pintan mi página de mil colores, de mil borrones. No ha sido otra cosa que 21 días de sucesiva desorientación, daltonismo dicen que se llama.