jueves, 6 de enero de 2011

Contando los recuerdos olvidados

¡Qué risa más tonta! Como las de los 12, bueno los 12... hasta los 19 por lo menos. Cuando hasta un parpadeo te hace gracia. No me pasa con cualquiera, ni en cualquier lugar.
Arcano escondido debajo de las arrugas de las sábanas o en el pozo de debajo de mi cama o en el respirar de las olas o, quizá, detrás de las puertas del sitio de siempre, donde el humo ya no se condensa.
El aire contaminado de la fábrica, la inconmensurable cantidad de palmeras, andar como deporte local, saltar las vayas de las pistas como deporte particular, colarnos en cualquier sitio, las noches en el manicomio, la arena de la playa en los bolsillos, el Pepe abierto hasta las 12 y media, las cuestas del Lometico, correr delante de la Policía Local, no tener más películas que ver del videoclub, las caminatas hasta el Apache, las tardes enteras en el césped del parque, romper la canasta a pachangas, los baños en pleno Mayo, las tardes enteras subida en la piragua.

Supongo, suponiendo que no sé la respuesta.
- ¿A dónde vais hoy?
- Como siempre, a dar una vuelta.
Solamente  girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer. Ya estoy en casa.

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